Paola Scagliotti

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MES A MES EN VADENUEVO

 Publicado: 02/08/2023

Una puerta siempre entreabierta


Por Néstor Casanova Berna


De puertas y páginas en blanco

El sociólogo alemán Georg Simmel afirmaba que las puertas, precisamente porque pueden abrirse, también pueden clausurar de la manera más contundente un recinto. Quizá sea por esto que los muros siempre parecen ciegos, mudos y sordos, mientras las puertas hablan, musitando gravemente sí, no, quizá... Desde hace ya mucho tiempo, Vadenuevo supuso para mí una puerta entreabierta y hospitalaria para la reflexión detenida, el rumiar apacible y la palabra sosegada. No puedo recordar con precisión cómo llegué un día a dar con ella, pero siempre me pareció una publicación destacable por su apelación al argumento, a la exposición de razones, a la oportunidad de pensárselo todo con cierta calma prudente.

La publicación no solo me ha propuesto pensar cada cosa con detenimiento, sino que, además, me ha permitido llegar a conocer la obra artística de ciertos compatriotas, a partir de los cuales poder disfrutar, en este marco, no solo de un acercamiento a sus producciones, sino de la posibilidad de transmitir un cierto tipo de comunicación alternativa y a veces complementaria a la lingüística. Compañeros de Vadenuevo, sepan que estoy en deuda con ustedes, entre muchas contribuciones valiosas, por el conocimiento de la obra de María de los Ángeles Martínez.

Pero Vadenuevo no constituyó únicamente una posibilidad de entrar y leer con atención y detenimiento, sino también un cortés desafío a los eventuales arrestos escriturarios allí donde encontrara alguna mínima razón para defender alguna posición, algo que decir, algún contenido reflexivo para compartir. Un ritual más que interesante ha consistido, durante estos años, en remitir un artículo y aguardar con expectativa con qué obra artística se ilustraría, entablando de un hermético modo una significación subrepticia. He contado con la fortuna de que mi primer envío publicado apareciera ilustrado con un grupo de figuras realizadas en cuero policromado, debidas al talento de Alberto Gutiérrez. Desde entonces, han resultado, estas figuras, unos silenciosos pero alentadores espíritus críticos que me han animado a persistir mes a mes. Por otra parte, una oscura simetría ha confabulado para que mi penúltimo artículo también haya sido ilustrado por una obra del mismo autor, esta vez, un rotundo futbolista nacional, adueñado apacible del medio campo.

Derivas: el placer del texto

Ha sido un placer tomar un tópico, disponerlo en esbozo y afrontar, no sin riesgos, el desafío de poner en negro sobre blanco desde las obsesiones personales y profesionales más acuciantes, el estupor ciudadano y hasta los sentimientos de la afrenta social de estos últimos tiempos políticos. Porque lo que más nos inquieta es aquello que no se dice, lo que omite el blindaje mediático hegemónico, lo que oculta el discurso del poder. Y ya somos legión los que demandamos medios de comunicación no solo reflexivos, sino participativos, polifónicos y corales.

Sospecho que el legado de Vadenuevo constituirá la indicación de un camino para conformar nuevos medios de difusión que apelen a la alternativa no ya puramente ideológica frente a los medios hegemónicos empresariales. Conjeturo que habrá que conformar vastos y sólidos grupos intersubjetivos confabulados en y por la reflexión, dispuestos no ya a consumir información y opinión, sino a transformar contenidos, cuestionar e implicarse en un ida y vuelta tan intenso como sistemático. 

En cierta forma, quiero creer que la estela de una navegación como la de Vadenuevo diseminará sus señales por el medio fluido que nos permite, aún, creer que nos comunicamos.

Ahora es ocasión de cerrar la puerta grande de la casa tomada por el tiempo

Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada. (Julio Cortázar, “Casa tomada”)

Con estas impecables líneas, el enorme escritor argentino cierra uno de sus cuentos más logrados. Y hay que rendirse a la evidencia contundente que reza que la vida imita al arte. Ahora nos toca cerrar la puerta entreabierta de Vadenuevo, casa honda tomada por el tiempo. Y hay que cerrar con llave, a efectos que se nos resguarde, para siempre, la memoria abrigada de su hospitalidad.

2 comentarios sobre “Una puerta siempre entreabierta”

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